jueves, 29 de marzo de 2012

Crítica: "El matrimonio de Maria Braun", de R.W.Fassbinder (1979)

"Es una época mala para los sentimientos 
y yo lo prefiero así"

Al mencionar El matrimonio de Maria Braun, pocas personas conocen el film, representa tristemente casi un residuo del cine de autor alemán de finales de los 70 y inicios de los 80: definitivamente un contexto lo suficientemente específico como para marcar distancias con el espectador medio. Una de las tentativas al ver un film de este estilo y temáticas es comentarlo desde el punto de vista feminista en base al personaje protagonista de María, entablando un tema referente a la historia social del personaje. Nos alegra poder advertir que, una vez más en la historia del cine, el film se destaca más que por contar una historia específica, por utilizar de ella como un si de un puente se tratara para mostrarnos una multiplicidad de realidades sorprendentes.
En el film encontramos la historia de Maria una mujer inteligente, luchadora, sexualmente activa e independiente del ser masculino, una mujer casi actual, real, que se ve ante la obligación de sobrevivir sola en el mundo de la posguerra alemana. Su marido, el personaje principal masculino del film es tan idealizado como ausente. Ella en el contexto de miseria opta por la prostitución como un modo de vida, una solución humillante a la vista del mundo, pero que para María es sólo una transacción más en pro de la supervivencia. Pese a su situación sigue siendo la encarnación de una mujer bonita, admirada y deseada por los hombres que entrarán y saldrán sucesivamente de su vida.
El punto determinante en el que el director nos hace su guiño de referencias lo encontramos en los decorados del film, casi como escondido: al principio se nos muestra una fotografía colgada de Hitler y al final unos retratos en negativo de las imágenes de los cancilleres federales que gobernaron Alemania Occidental después de la guerra: Adenauer, Erhart, Kiesinger y Schmidt, como si nos quisiera señalar que son producciones defectuosas al colocarlos de ese modo. Este sutil señalamiento nos indica que María simbólicamente es el alter ego de la nación alemana: esta deberá prostituirse delante de las potencias vencedoras, humillada, después de la guerra en una sociedad todavía racista que será el caldo de cultivo de lo que se conocerá como el milagro Alemán. Al igual que Maria comparte su intimidad con distintos hombres, Alemania se verá ocupada a finales de la guerra por los aliados y se dividirá en cuatro partes dirigidas por naciones extranjeras como Francia, Inglaterra, Estados Unidos i Russia. Los juicios de Nüremberg, la depuración de todos los rincones del Estado Alemán y finalmente su división en dos estados dejarán un país desmembrado, casi carente de su antigua identidad.
Finalmente decir que el film no sólo representa la realidad de la época mostrada en la historia - la posguerra - sino que también muestra el contexto en el que fue producido: la Alemania de los años setenta. Volviendo a los retratos fotográficos mostrados en el film notaremos que Fassbinder era de izquierdas, y obviamente el único retrato – ya en positivo - que nos muestra es el de Willy Brandt, el cabeza de los social demócratas de Alemania, el único que consiguió cambiar la política gubernamental al llegar al poder en 1969. ¿Por qué esta referencia a una realidad tan reciente en la historia alemana? ¿Por qué este posicionamiento tan claro? Porque esta realidad era la que tocaba directamente los sueños del director. Una de las bases sobre las que se mueve el NUEVO CINE ALEMAN es la crisis cinematográfica que sufrió la industria cinematográfica alemana entre el 1958 y 1962. Después de la caída de la UFA como gran cinematográfica nacional, el gobierno se opuso a el surgimiento de nuevos directores, intentando que las nuevas ayudas en contra de la crisis no fueran a parar a sus manos. Tras intentos como los de la Asociación Laboral de Productores Cinematográficos de Ficción del Nuevo Cine Alemán (1966) o el manifiesto Oberhausen (1962) la situación sólo cambiaria con la llegada de Brandt al gobierno. Este es el origen del guiño al gobernante alemán, que abrió las puertas a Fassbinder y sus compañeros, logrando que el cine nacional entrara de nuevo en el mercado de la creatividad y de los galardones que esta conlleva.
La predisposición del director a este tipo de trabajos y referencias sociales es una gran ayuda. El mismo afirma en entrevistas dadas que va en busca de las historias reales del proletariado, más allá de la imaginación de la gente. Fassbinder siempre presumió de ser un cineasta honesto, marcado por el respeto a la realidad ajena y la propia como camino rápido a la comprensión del espectador. Ese factor siempre nos será mostrado a través de un lenguaje personal, de cine de autor, que pretende entrar en contacto con nosotros a través de las vivencias. Fassbinder pretendía así encontrar una coincidencia mayor que si contara una historia con validez general, dándonos también un reverso que poder interpretar. Él mismo afirmó en una de sus entrevistas “Sabemos tan poco de la historia alemana que tenemos que recuperar lo que podamos con informaciones elementales, y de esas informaciones tiene que componer el cineasta la historia que le entrega al espectador. Esto no significa otra cosa que hacer comprensible la realidad”.
El matrmonio de Maria Braun acaba por mostrarse ante nosotros como una historia a través de la que podemos acceder no sólo a los sentimientos de las clases marginales de la posguerra alemana sino a la situación política del país de entonces y al contexto personal del propio director. Fassbinder acaba por darnos una muestra de la realidad con lectura a tres bandas, pero no pretende con ello darnos una solución, ni siquiera una respuesta, eso lo deja y lo espera del espectado. Nos muestra la realidad que él entiende, expía sus demonios interiores, y con ello nos pasa el relevo de actuación. Como el mismo afirmó en un alegato del propósito que movía sus films: “La revolución no debe ocurrir en la pantalla, sino en el exterior, en el mundo”. Ciertamente, un mensaje que pese a su antigüedad sigue siendo actual.



Ester Torrents Iglesias

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